En la época en que Maximiliano fue Emperador de México y después fusilado en el Cerro de las Campanas, estuvo temporalmente prisionero en el Convento de La Santa Cruz. En ese entonces el panteón que tiene la iglesia (ahora panteón de los Personajes Ilustres) se utilizaba para enterrar a la gente de aquella zona y el campo santero que ahí trabajaba se llamaba Simón, su turno empezaba a las 6 de la mañana y terminaba a las 6 de la tarde.
Un día, mientras Simón hacia sus labores, de pronto oyó que alguien lo llamaba -¡shht Simón! - el volteo pero no había nadie y después lo volvió a oír pero a la hora que volteo vio a un espectro, como una sombra y no podía ver su cara. Entonces Simón salio corriendo del panteón hacia su casa y no quiso salir de ahí hasta la mañana siguiente cuando pensó que solo había sido su imaginación ya que estaba cansado ese día.
Cuando dieron las 6:00 de la tarde Simón volvió a oír que lo llamaban y al voltear vio al mismo espectro a lo lejos, su primera intención fue correr, pero sus piernas no le respondían y cada vez que qué lo intentaba, el espectro se acercaba más y más. Cuando estuvo enfrente del camposantero, este automáticamente levantó el brazo, aún sin querer hacerlo y el fenómeno depositó algo en su mano, mientras tanto Simón pudo ver la mano huesuda y sin piel del espectro, pero no pudo verle el rostro, después cerró su mano, empuñando lo que el espectro le dio y cayó desmayado.
Al día siguiente los amigos del camposantero fueron a verlo ya que el cementerio no estaba abierto, cosa que les extrañó pues Simón era muy puntual, después de saltar la reja empezaron a buscarlo y lo encontraron inconsciente sobre el pasto, lo llevaron de inmediato al hospital pero no pudieron abrir su mano que estaba hecha puño. A los tres días Simón volvió en sí y sus amigos no creyeron la historia que les contó, mas cuando le pidieron abrir su mano, Simón les mostró que lo que el espectro le había entregado. Era un Maximiliano, una moneda de oro de 14 kilates de la época del Emperador Maximiliano.
Tiempo después Simón se enteró, que el cuerpo de Maximiliano había estado un corto tiempo en el Templo de la Santa Cruz.
La leyenda dice que si vas al panteón del santuario a las doce de la noche, corres el riesgo de toparte con ¡LA SOMBRA DE MAXIMILIANO!
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