lunes, 13 de julio de 2015

EL PANTEÓN DE BELÉN


Texto y fotografías:  Homero Adame
Dentro de las muchas curiosidades de Guadalajara existe una en forma de cementerio que hoy en día es un museo viviente. Se trata del Panteón de Belén en Guadalajara - foto de Homero Adame (1)panteón de Belén que funcionó como tal por un lapso de 130 años, a juzgar por las fechas inscritas en la primera y en la última tumba. La más antigua data del 22 de abril de 1849 y la más reciente del 14 de noviembre de 1974. Sin embargo, y de acuerdo con los datos históricos, la primera inhumación se efectuó en diciembre de 1844 y correspondió a Isidro Gómez Tortolero, un sacerdote de Tala, Jal., cuyo epitafio está perdido. Supuestamente, el panteón fue clausurado en 1896, aunque hubo entierros aislados en las siete décadas siguientes.
El cementerio actual está dividido en dos partes: una compuesta por sendas paredes laterales, o columnatas, que albergan 1,650 nichos (750 en la de acceso y 900 en la del lado norte) y la otra por el patio central donde vemos mausoleos, criptas, tumbas y, al centro, la antigua Rotonda de Hombres Ilustres, donde originalmente eran sepultados los hijos pródigos de esta capital o del estado. Muchos de esos restos fueron exhumados en algún momento para llevarlos a la actual Rotonda de los Hombres Ilustres en el centro de la ciudad.
Dicho patio estuvo seccionado en dos, una para la aristocracia y la otra para el pueblo, donde también se encontraba la fosa común, pero esta segunda sección fue demolida en 1967. La mayoría de las antiguas tumbas que aún persisten, casi todas elaboradas con cantera y en estilos disímbolos que dan en conjunto un eclecticismo muy sui generis, se hallan en un avanzado estado de deterioro y no pocas se han colapsado. Sin embargo, y como todo museo que siempre debe observar que sus piezas en exhibición se encuentren en el mejor estado posible, en el panteón de Belén ya empiezan a verse los progresos de un proyecto de restauración en determinadas tumbas, aunque a decir verdad algunas de ellas no sean muy artísticas. También hay otras sepulturas más recientes, del segundo cuarto del siglo XX, cuyo estilo es notorio y hasta chocante porque fueron hechas de granito y ya no de cantera ni tampoco mármol.
Volviendo a las columnatas, en ese sector podemos advertir que un buen número de nichos están cubiertos conPanteón de Belén en Guadalajara, Jal - imagen de Homero Adame (4)mármol de Carrara. Tal vez el más fascinante desde el punto de vista artístico sea uno fechado el 9 de junio de 1861, en memoria de José Castro quien falleció a los 29 años de edad; se trata de un fino trabajo esculpido con personajes de la mitología griega o romana.
Casi al centro de la columnata de acceso, a la izquierda, hay dos nichos que recuerdan a una pareja de escoceses (Joseph Johnston, 5 de enero de 1832 – 18 de abril de 1896 y Jean Young, 3 de mayo de 1838 – 17 de septiembre de 1896) que llegaron a radicar a esta ciudad y aquí murieron, curiosamente en el mismo año aunque no en la misma fecha. Nada se sabe de quiénes hayan sido ni cuáles las causas de los fallecimientos, sin embargo, lo único que sí sabemos, gracias a los epitafios, es que eran esposos y que nacieron en Paisley, Escocia.
Lo interesante de estos dos nichos es que en Guadalajara existe una conseja popular o singular costumbre que consiste en traer veladoras u ofrendas florales exactamente a las 12 del mediodía para solicitar algún favor a estos espíritus que se han vuelto una especie de benefactores de los tapatíos. Parte de la tradición indica que además de la ofrenda dejada es imprescindible rezar un rosario frente a sus nichos para que el deseo sea cumplido, incluso se sabe de personas que hacen el novenario completo.
Asimismo, hay que mencionar que hay otras tumbas, nichos y criptas que de algún modo se han integrado a la amplia gama de costumbres tapatías. Por ejemplo, encontramos la tumba de un niño (Ignacio Torres Altamirano, muerto el 24 de mayo de 1882) que, según la leyenda, salía de su fosa con todo y féretro porque tenía miedo a la oscuridad. A esta tumba viene la gente a traer juguetes, dulces, globos, canicas, monedas, etc., aparte de veladoras para que el ánima del infante siempre tenga luz. En otro punto vemos el sepulcro de los enamorados, dos tumbas contiguas adonde muchas personas llegan para dejar cartas y recados de amor y con ello solicitarles ayuda para encontrar la dicha en su vida amorosa; también hay quienes dejan mensajes para desearle a esta pareja felicidad en el más allá.
Y si de leyendas se trata, el panteón de Belén tiene muchas, como la del vampiro cuyo corazón fue clavado con una estaca y de ésta creció un árbol, un Panteón de Belén en Guadalajara, Jal - imagen de Homero Adame (5)tabachín, que supuestamente sangra; sus raíces han cubierto casi toda la tumba y parecen como si fueran cuadradas. O también la de la mujer que fue enterrada viva y al día siguiente su mano estaba afuera de la tierra y por eso la tumba tiene una mano labrada.
Pero también existe otro tipo de misterios que rondan en este panteón-museo. A la entrada hay una serie de fotografías, sólo una de ellas en blanco y negro, en las cuales aparecen “fenómenos” inexplicables, aunque es posible que se traten de trucos de laboratorio cuando la fotografía digital ni siquiera existía. Supuestamente, esos fenómenos son las auras de las personas que estaban siendo retratadas, y junto a las fotografías hay un escrito que explica estos fenómenos electromagnéticos, o reflejo del aura. Por su parte, la imagen en blanco y negro es muy interesante porque al parecer se ve un fantasma encapuchado caminando entre unas tumbas, lo cual ha dado pie a todo tipo de interpretaciones y más leyendas.
Así, el hecho de haber mencionado que este panteón sea un museo viviente es porque en Guadalajara existe la singular tradición entre novias, quinceañeras e incluso niñas que van a hacer su primera comunión de venir para que les tomen sus fotografías del recuerdo tanto al lado de las tumbas como en la arcada de las columnatas. Ésta es una costumbre bastante extraña porque vale hacer la referencia que en otras regiones del país se tiene la creencia de que una novia jamás debe entrar con su vestido de novia a un cementerio, ya que esto le traería mala suerte en su vida matrimonial.
El panteón se encuentra en la calle Panteón de Belén en Guadalajara, Jal - imagen de Homero Adame (3)Belén, esquina con Eulogio Parra, en el sector Hidalgo. Las horas de visita son de lunes a viernes de 9:00 a 15:00 y los sábados de 9:00 a 18:00. Como último dato: si el visitante desea disfrutar un tranquilo recorrido, no es aconsejable que venga a ninguna hora los sábados, día en el que muchísimas familias y fotógrafos visitan el lugar para retratar novias, quinceañeras y niñas que ese día harán su primera comunión.

lunes, 6 de julio de 2015

LEYENDA DEL CALLEJÓN DEL BESO

Todo viajero que viene a esta ciudad pregunta por el Callejón del Beso, lugar al que se atribuye varias leyendas.

La más sorprendente por su sabor trágico y romántico de auténtica leyenda, es la siguiente:
Se cuenta que doña Carmen era hija única de un hombre intransigente y violento pero como suele suceder, siempre triunfa el amor por infortunado que éste sea.

Doña Carmen era cortejada por su galán, don Luis, en un templo cercano al hogar de la doncella, primero ofreciendo de su mano a la de ella el agua bendita. Al ser descubierta sobrevinieron el encierro, la amenaza de enviarla a un convento, y lo peor de todo, casarla en España con un viejo y rico noble, con lo que, además, acrecentaría el padre su mermada hacienda.

La bella y sumisa criatura y su dama de compañía, doña Brígida, llorando e implorando juntas. Así, antes de someterse al sacrificio, resolvieron que doña Brígida llevaría una misiva a don Luis con la infausta nueva.

Mil conjeturas se hizo el joven enamorado, pero de ella, hubo una que le pareció la más acertada. 

Una ventana de la casa de doña Carmen daba hacia un angosto callejón, tan estrecho que era posible, asomado a la ventana, tocar con la mano la pared de enfrente. 

Si lograban entrar a la casa frontera, podría hablar con su amada y, entre los dos, encontrar una solución a su problema.

Pregunto quién era el dueño de aquella casa y la adquirió a precio de oro

Hay que imaginar cuál fue la sorpresa de doña Carmen cuando, asomada a su balcón, se encontró a tan corta distancia con el hombre de sus sueños

Unos cuantos instantes habían transcurrido de aquel inenarrable coloquio amoroso, pues, cuando más abstraídos se hallaban los dos amantes, del fondo de la pieza se escucharon frases violentas. Era el padre de doña Carmen increpando a Brígida, quien se juzgaba a la misma vida por impedir que su amo entrara a la alcoba de su señora. 

El padre arrojó a la protectora de doña Carmen, como era natural, y con una daga en la mano, de un solo golpe la clavo en el pecho de su hija.

Don Luis enmudeció de espanto la mano de doña Carmen seguía entre las suyas, pero cada vez más fría.


Ante lo inevitable, don Luis dejó un tierno beso sobre aquella mano tersa y pálida, ya sin vida. 

Por esto a este lugar, sin duda unos de los más típicos de nuestra ciudad, se llama el Callejón del Beso. 



LA SOMBRA DE MAXIMILIANO

En la época en que Maximiliano fue  Emperador de México y después fusilado en el Cerro de las Campanas, estuvo temporalmente prisionero en el Convento de La Santa Cruz. En ese entonces el panteón que tiene la iglesia (ahora panteón de los Personajes Ilustres) se  utilizaba para enterrar a la gente de aquella zona y el campo santero que ahí trabajaba se llamaba Simón, su turno empezaba a las 6 de la mañana y terminaba a las 6 de la tarde.

   Un día, mientras Simón hacia sus labores, de pronto oyó que alguien lo llamaba  -¡shht Simón! - el volteo pero no había nadie y después lo volvió a oír pero a la hora que volteo vio a un espectro, como una sombra y no podía ver su cara. Entonces Simón salio corriendo del panteón hacia su casa y no quiso salir de ahí hasta la mañana siguiente cuando pensó que solo había sido su imaginación ya que estaba cansado ese día.

   Cuando dieron las 6:00 de la tarde Simón volvió a oír que lo llamaban y al voltear vio al mismo espectro a lo lejos, su primera intención fue correr, pero sus piernas no le respondían y cada vez que qué lo intentaba, el espectro se acercaba más y más.  Cuando estuvo enfrente del camposantero, este automáticamente levantó el brazo, aún sin querer hacerlo y el fenómeno depositó algo en su mano, mientras tanto Simón pudo ver la mano huesuda y sin piel del espectro, pero no pudo verle el rostro, después cerró su mano, empuñando lo que el espectro le dio y cayó desmayado.

Al día siguiente los amigos del camposantero fueron a verlo ya que el cementerio no estaba abierto, cosa que les extrañó pues Simón era muy puntual, después de saltar la reja empezaron a buscarlo y lo encontraron inconsciente sobre el pasto, lo llevaron de inmediato al hospital pero no pudieron abrir su mano que estaba hecha puño. A los tres días Simón volvió en sí y sus amigos no creyeron la historia que les contó,  mas cuando le pidieron abrir su mano, Simón les mostró que lo que el espectro le había entregado. Era un Maximiliano, una moneda de oro de 14 kilates de la época del Emperador Maximiliano.

Tiempo después Simón se enteró,  que el cuerpo de Maximiliano había estado un corto tiempo en el Templo de la Santa Cruz.

La leyenda dice que si vas al panteón  del santuario a las doce de la noche, corres el riesgo de toparte con ¡LA SOMBRA DE MAXIMILIANO!